No hay salud sin salud mental

No hay salud sin salud mental

 por Carolina Avilés Fernández

Tras la pandemia que afectó a la humanidad desde principios de 2020, nos encontramos atravesando una crisis global de salud mental que abarca todas las etapas de la vida, desde la niñez hasta la adultez. Esta crisis ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de contar con mayor apoyo y acceso a recursos para abordar los desafíos en constante crecimiento que enfrentamos. Esto nos lleva a reconsiderar cómo, como sociedad, nos hemos aproximado a la salud mental, desde el ámbito individual y familiar hasta los entornos sociales y laborales.

La importancia de la salud mental en el bienestar global

La salud mental emerge como un componente fundamental, y a menudo subestimado, del bienestar general. Cada vez se reconoce más que no se trata simplemente de la ausencia de síntomas o trastornos psicológicos, sino de un estado de bienestar en el que las personas pueden desarrollar sus habilidades, enfrentar las tensiones cotidianas, trabajar de manera productiva y contribuir a sus comunidades.

Comprendida como un estado dinámico entre el bienestar y el malestar, la salud mental se ve afectada, y afecta a su vez, la salud física, los entornos sociales y los vínculos que establecemos, extendiéndose a todos los aspectos de la vida. Por ejemplo, los trastornos mentales (caracterizados por alteraciones clínicamente significativas en la cognición, la regulación emocional o el comportamiento) pueden afectar la capacidad de una persona para socializar, concentrarse en el trabajo, realizar tareas cotidianas, tomar decisiones, mantener la autoestima y disfrutar de una buena calidad de vida. Así, no se trata solo de síntomas en una lista diagnóstica, sino de realidades que deben entenderse en contextos particulares.

La salud y sus determinantes sociales

Los avances en la comprensión de la salud mental y su interconexión con otros aspectos del bienestar general han sido impulsados por investigaciones que revelan la complejidad de la salud humana. En particular, los estudios sobre estrés crónico, ansiedad y depresión han identificado su vínculo con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y otras afecciones. A la vez, las enfermedades físicas pueden contribuir al desarrollo de trastornos psicológicos como la depresión o la ansiedad, todo ello condicionado por contextos históricos, sociales y culturales.

Desde esta mirada integral, en las últimas dos décadas ha cobrado fuerza el concepto de determinantes sociales de la salud, respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este enfoque, basado en múltiples estudios sobre desigualdad sanitaria, nos obliga a repensar cómo comprendemos y abordamos los problemas de salud. Los determinantes sociales hacen referencia a las condiciones sociales y económicas que influyen en las diferencias individuales y colectivas en salud, incluyendo los riesgos asociados al entorno laboral, las condiciones de vida y las políticas públicas, así como las ideologías y factores culturales que moldean la realidad de determinados grupos.

Crédito de la imagen: PAHO/WHO. Determinantes Sociales de la Salud. Determinantes sociales de la salud – OPS/OMS | Organización Panamericana de la Salud

El impacto económico y social de la salud mental

Ignorar la salud mental tiene consecuencias graves y duraderas, no solo a nivel individual, sino también a nivel colectivo. Por ejemplo, en el ámbito laboral, los costos económicos y sociales derivados de la falta de atención a la salud mental son significativos. Según estimaciones de la OMS, los trastornos de ansiedad y depresión cuestan a la economía mundial cerca de un billón de dólares anuales debido a la pérdida de productividad. Se estima que se pierden más de 12.000 millones de días laborales cada año por estas causas.

Además, la falta de acceso oportuno a servicios de salud mental tiene un impacto desproporcionado en poblaciones vulnerables, incluyendo personas migrantes, comunidades indígenas, y quienes viven en contextos de pobreza o violencia estructural. En todo el mundo, menos del 30 % de las personas con trastornos de salud mental reciben tratamiento adecuado, y la brecha es aún mayor en países de ingresos bajos y medios.

Avances y desafíos en la promoción de la salud mental

Afortunadamente, estamos presenciando un cambio positivo en la forma en que se aborda la salud mental. Se ha reducido gradualmente el estigma asociado a los trastornos mentales, y existe una mayor conciencia y aceptación de la salud mental como parte integral del bienestar, tanto individual como colectivo. Las conversaciones abiertas en medios de comunicación y redes sociales, así como las campañas de sensibilización y educación, están desempeñando un papel crucial en este cambio cultural. Además, se ha generado mayor apertura hacia la investigación, el desarrollo de conocimiento y la implementación de diversas iniciativas de salud pública orientadas a mejorar el acceso a servicios.

Nuestro desafío actual es promover políticas que reflejen esta nueva comprensión de la salud, garantizando el acceso equitativo a la atención y eliminando las barreras que impiden que las personas busquen ayuda. Esto incluye integrar los servicios de salud mental en la atención médica general y enfatizar la prevención y la intervención temprana, abordando la salud mental como parte integral de la salud y el bienestar de los individuos y las comunidades.

Reconocer la interconexión entre mente y cuerpo nos permite avanzar hacia sociedades más saludables, comprensivas y compasivas para todos y todas.

Carolina Avilés Fernández es psicóloga, magíster en Psicología Jurídica y Forense de la Universidad Diego Portales. Socia Fundadora de Corporación Adfinitas, organización dedicada a visibilizar y abordar los vínculos entre la salud mental humana y la protección animal en Chile. Su trabajo actual se centra en el desarrollo de estrategias comunitarias y psicosociales para el acompañamiento de rescatistas de animales y la incidencia en políticas públicas desde un enfoque de salud pública y justicia social.

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